De acuerdo al Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias, en el archipiélago hay censadas 189 especies de abejas (2023), de las cuales 82 son endémicas. La mayoría son abejas solitarias y cumplen con una labor fundamental en el medio ambiente como es la polinización de las flores y de una gran parte de los cultivos humanos. Dos especies tienen un especial aprovechamiento por el hombre: el abejorro canario y la abeja de la miel.
Última actualización: octubre 2023!!
El abejorro canario
El abejorro canario o abejón, (Bombus canariensis), endémico de Canarias, se distingue de especies próximas por su coloración completamente negra en la hembra excepto los últimos segmentos, que son blancos, mientras que los machos presentan algunos pelos amarillos en la parte anterior del collar. Está incluido dentro de la categoría del Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias como «especie de interés especial» ya que ha experimentado una importante regresión en sus poblaciones, posiblemente debido a que es desplazado por la especie introducida Bombus terrestris, importada de manera comercial para la polinización de cultivos.
Abeja negra canaria: Presente en Canarias desde tiempo inmemorial
Otra abeja de la que obtenemos productos es la abeja de la miel, presente en Canarias desde hace mucho tiempo, posiblemente antes de la llegada del hombre a las islas, quizá cientos de miles de años. En el siglo I el historiador romano Plinio El Viejo nos habla de que la isla de Gran Canaria era rica en mieles y a partir del siglo XIV por crónicas de la conquista de Canarias sabemos también que los aborígenes obtenían miel de abejeras silvestres que abundaban en la isla y que la empleaban con diversos fines culinarios o medicinales y en ritos mortuorios.
En dos momentos históricos ha estado la raza de abeja canaria en peligro debido a importaciones foráneas. Acabada la conquista e incorporadas las islas a la Corona de Castilla, se llevaron colmenas desde Gran Canaria al resto de las islas orientales (Viera y Clavijo) donde comenzó a practicarse la apicultura al modo tradicional y con las normas adaptadas de los distintos fueros castellanos. Pero no tenemos datos concretos aún de la más que probable importación de abejas desde tierras peninsulares.
Sea como fuere, el hecho es que en cada isla del archipiélago, salvo Lanzarote y Fuerteventura, y a lo largo de los siglos, las abejas han ido adquiriendo unas características que las distinguen del resto, conformando una raza o ecotipo de abeja local de origen incierto: la abeja negra canaria.
Una abeja muy mansa y productiva
Perfectamente adaptada al medio canario, a su clima variable, a las distintas y variadas floraciones de las islas, con una mansedumbre y docilidad muy apreciada por los apicultores y una productividad excelente, adaptándose y regulando su población con las épocas de sequía características de las islas. Aunque se distingue externamente de otras abejas en su color negro característico, es en su análisis genético donde muestra especialmente sus diferencias a través de unos marcadores genéticos (haplotipos) que la relacionan o la distinguen de otras razas.
Las importaciones de abejas foráneas en el siglo XX.
En el artículo «El fomento de la apicultura en Gran Canaria» (Falange: diario de la tarde. Domingo, 19 de abril de 1942) podemos leer este párrafo: Para aumentar la producción, varios apicultores comenzaron a importar enjambres de Italia. Se pensó en esto por conocerse plenamente la ventaja que tenía sobre la nuestra la abeja italiana. Esta es más pequeña que la nuestra, de color casi dorado, más doméstica y más activa, extremo este último que hubiera sido de gran utilidad. Por esto se consideraba la más preferida entre todas las conocidas. Las abejas, pues, llegaron a Las Palmas, pero, desgraciadamente, no dieron el resultado que se esperaba. Al verificarse el cruce con las de nuestro país, sí bien conservaron su gran actividad, resultaron extremadamente irascibles, hasta el extremo de que para acabar con ellas, ya que impedían a todo trance el solo hecho de acercarse a la colmena, hubo de emplearse en muchas ocasiones el fuego. Ante este fracaso se suspendieron las importaciones de la abeja de Italia, pues de continuarse hubiera sido contraproducente para mantener las de nuestro país, que si bien no son tan activas como aquellas, reúnen todas las demás condiciones.
A pesar de este precedente, en las décadas 70-80 del siglo pasado se produjo otra importación de abejas del exterior. Con el abandono definitivo de los métodos tradicionales de cría por otros más modernos, la apicultura despertó un nuevo interés económico y algunos apicultores buscando un crecimiento rápido de colonias comienzan a importar razas europeas de una manera indiscriminada: italianas, caucásicas, buckfast o carniolas.
Con las importaciones llegaron también algunas enfermedades desconocidas y además todas estas razas hibridaron bien entre ellas o bien con la abeja local, poniendo en peligro la pureza de la abeja canaria. Los apicultores descubrieron que la producción no aumentaba sino que disminuía, había que invertir en tratamientos y además la mansedumbre de la abeja local daba paso a una agresividad nunca vista en las islas.
El papel de las asociaciones y la administración pública.
Las competencias en materia de agricultura fueron transferidas por RD-3.538/1981, de 29 de diciembre, a la Junta de Canarias, hoy por extensión Gobierno de Canarias. Mediante Decreto 646/1984 se ordena el sector apícola canario y se hace un llamado a que las corrientes comerciales de productos apícolas y abejas reinas procedentes de países con incidencia de enfermedades, sitúan a las explotaciones apícolas del archipiélago ante un evidente riesgo de contagio, incrementado por el régimen de trashumancia que realizan muchas colmenas, lo que conllevaría a graves pérdidas para el sector, colapsando, además, su capacidad de desarrollo. Por Orden, 3 oct 84 por la que se convocan ayudas a la compra de material apícola: colmenas movilistas y extractores de miel ya se exige estar inscrito en el registro de Ganadería y “que las abejas que pueblen dichas colmenas sean la raza negra autóctona (A. mellifera. L.)”, siendo la primera vez que aparece esta mención en disposiciones legales referidos a la abeja autóctona.
Es a finales de los años 80 cuando los propios apicultores lanzan la voz de alarma, se crea la Asociación de Apicultores de Gran Canaria, a la par que en otras islas se crean organizaciones similares. Entre todas ellas unirán la voz pidiendo una protección para la abeja negra canaria y la prohibición de otras razas.
Las asociaciones insulares alcanzaron en esa época una gran sintonía y dinamismo, tanto es así que reunidas en Tenerife en 1992 estuvieron a punto de formar una federación. Gracias a esta unión consiguieron dos medidas legislativas que marcarían el futuro de la apicultura y de la abeja negra en Canarias.
En primer lugar en 1992, se consigue que el Reglamento 1601/92 de las CEE en su artículo 24 quede redactado de la siguiente manera:
Se concederá una ayuda para la producción de miel de calidad específica de las islas Canarias, producida por la raza autóctona de «abejas negras».
La ayuda se abonará a las asociaciones de apicultores reconocidas por las autoridades competentes en función del número de colmenas de abejas negras en explotación …
Programa de opciones específicas por la lejanía y la insularidad de las Islas Canarias, denominado en lo sucesivo «programa Poseican»
Es de importancia capital esta redacción porque no sólo se obtiene una subvención a la producción de miel de calidad reforzando al mismo tiempo el papel de las asociaciones, sino que se reconoce por primera vez de manera oficial la existencia de la raza autóctona de abeja negra canaria.
El segundo logro importante ocurrió en 2001, año en que se publica una normativa protectora para la raza autóctona en las islas de La Palma, Lanzarote y Fuerteventura, posteriormente ampliada en 2014 a Gran Canaria.
El Parlamento de Canarias aprobó en 2021, por unanimidad, una Proposición No de Ley en la que se insta al Gobierno de Canarias a la declaración de las razas autóctonas canarias, su crianza, conocimiento y conservación como Patrimonio Cultural, Genético y Etnológico. En 2023 otra PNL sobre apicultura aborda varias medidas sobre el sector apícola canario y adopta medidas más restrictivas al traslado de abejas foráneas entre islas instando al Gobierno del Estado al reconocimiento de la raza autóctona de la abeja negra canaria en el Catálogo Nacional de Razas. (Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España).
En 2001 se inició un programa de conservación de la abeja negra canaria en la isla de La Palma y en la primavera de 2023 el cabildo de Gran Canaria y la Universidad de Las Palmas de G.C. han comenzado la entrega de reinas seleccionadas a través de su programa de cría y mejora.
La abeja más estudiada del mundo
Paralelamente a los apicultores, la ciencia ha mostrado un interés especial en las abejas canarias, su lejanía y aislamiento ha motivado el estudio a nivel genético y morfométrico de las poblaciones de cada isla. Desde que el austriaco Friedrich Ruttner pasara por Canarias en 1975, se han sucedido diferentes visitas de científicos nacionales e internacionales, las universidades canarias, del Pais Vasco o de Murcia han tenido un papel relevante buscando en la genética y en las características morfométricas los posibles orígenes de nuestra abeja negra canaria. Podemos decir que son las abejas mejor estudiadas en el mundo. (Ver nuestra sección Apidología).
En un muestreo realizado en Gran Canaria en el año 2016 para constituir un núcleo de conservación de la abeja negra canaria se ha observado que los haplotipos más abundantes (71,70%) pertenecen al sublinaje africano de distribución atlántica (AIII) los cuales son característicos de las poblaciones de abeja negra canaria. Sin embargo, el 13,21% de las colmenas presentó haplotipos M o C que se correlacionan con introducciones pasadas y/o recientes de abejas procedentes de Europa o incluso del continente americano.
Estos resultados confirman que la diversidad genética de partida de la población de abeja negra canaria de Gran Canaria es adecuada para realizar procesos de conservación y selección, y que para llevarlos a cabo de forma efectiva deben de excluirse las colmenas con haplotipos foráneos de las zonas de cría.
Desde su fundación, ApiGranca en defensa de la abeja negra canaria.
Desde que se fundó en 1988, ApiGranca siempre se ha mantenido fiel en la defensa de la abeja local, son más de tres décadas de una lucha que aún no ha terminado.
En el artículo 2 de los estatutos sociales se destaca entre sus fines:
d) Constituirse como asociación de criadores de raza pura de Abeja Negra Canaria.
e) Estudiar, seleccionar, proteger y potenciar la raza autóctona Abeja Negra Canaria por su gran adaptación al medio, mansedumbre y productividad, e impedir con los medios legales a su alcance la explotación y tenencia de otras razas que puedan perjudicar y producir la hibridación con dicha raza autóctona, tal como establecen las órdenes 603/2001 de seis de abril y 1889/2014 de 23 de abril de la Consejería de Agricultura, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias.
En los últimos años se han producido avances significativos, como la creación de la Escuela de Apicultura de Gran Canaria, con participación del Cabildo de Gran Canaria y de la Universidad de LPGC, se ha ampliado a Gran Canaria la protección de la abeja negra canaria y se cuenta con un plan de cría y mejora genética que en la primavera de 2023 ha comenzado a entregar reinas a los apicultores.
Solo faltan Tenerife, Gomera y El Hierro en la protección a la abeja negra canaria
Ante la alarmante disminución a nivel mundial de las poblaciones de abejas silvestres y polinizadores en general debido al uso indiscriminado de agroquímicos en Europa también han surgido diferentes movimientos que luchan por la defensa de las diferentes razas locales de abejas melíferas, solicitando normativas protectoras al Parlamento Europeo. Apigranca y la ADS de Apicultores de La Palma se han unido a la coalición internacional Save Local Bees en defensa de las razas autóctonas europeas de abejas melíferas. Desde estas líneas animamos a los apicultores de las tres islas que faltan por integrarse en la protección de la raza autóctona, esto es Tenerife, Gomera y El Hierro, a unirse al resto del archipiélago en la defensa de la raza local.
La miel que se produce en Canarias, y en especial la de Gran Canaria, es una de las mejores mieles del mundo, como lo atestiguan la gran cantidad de premios internacionales conseguidos, y esto se debe a la conjunción de nuestro clima, nuestra flora. nuestra abeja negra y el especial cuidado de los apicultores; luchemos entre todos por conservar nuestro medio natural canario.
Nota: Si se desea profundizar, se pueden descargar las revistas que aparecen en el artículo haciendo clic sobre sus imágenes.