Cien científicos, expertos y organizaciones de todo el mundo se han movilizado para alertar a los tomadores de decisiones internacionales sobre los peligros de las biotecnologías genéticas para los polinizadores, cuyo declive actual amenaza el equilibrio de todos los ecosistemas y la seguridad alimentaria mundial.
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Reconocidos científicos en las áreas de biología molecular, genética, ecología de polinizadores y agroecología, junto a expertos en protección de polinizadores, medio ambiente, conservación y apicultores lanzan una convocatoria sin precedentes dirigida a los representantes de los países reunidos en la COP15 Biodiversidad. Con el fin de proteger a los insectos polinizadores, esenciales para la producción del 76% de los principales cultivos alimentarios del mundo, los firmantes de esta convocatoria científica piden:
- Aplicar estrictamente el principio de precaución (según lo definido por las Naciones Unidas);
- Oponerse a la diseminación en la naturaleza de productos, componentes y organismos obtenidos mediante biotecnologías genéticas, tales como moléculas resultantes del silenciamiento génico y organismos resultantes de la conducción genética.
Entre los firmantes se encuentran, en particular, el especialista en agroecología y polinización Lucas Garibaldi, el biólogo Dave Goulson o el especialista mundial en abejas Thomas Seeley.
Desarrollados por empresas agroquímicas en particular para reemplazar los pesticidas químicos en los campos, estos nuevos métodos de ingeniería genética permiten, por ejemplo, desactivar ciertas funciones vitales en insectos considerados nocivos, dirigiendo la expresión de sus genes por interferencia de ARN., mediante la técnica del silenciamiento genético. El resultado extremo y controvertido de estas nuevas técnicas, el gene drive, por su parte, hace posible introducir un gen en una especie, forzando su transmisión sistemática a su descendencia. Al transmitir un gen de extinción (infertilidad), los impulsores genéticos pueden inducir la desaparición de una especie entera en unas pocas generaciones.
El desarrollo de aplicaciones agrícolas de impulsores genéticos se ha multiplicado en los últimos años. En la actualidad, 21 plagas de insectos de los cultivos son objeto de investigación específica, y las empresas han presentado varias solicitudes de patentes . La aplicación agrícola del silenciamiento de genes (a través de plantas, bacterias o virus genéticamente modificados, o por aspersión) está aún más avanzada ya que algunas aplicaciones ya han sido aprobadas en los Estados Unidos o Canadá.
Si bien se prepara activamente la llegada a los campos de estos pesticidas de un nuevo tipo, sus efectos potenciales sobre los polinizadores y todos los seres vivos siguen siendo desconocidos y poco estudiados. Sin embargo, los primeros estudios científicos independientes apuntan al riesgo de efectos letales en insectos no objetivo, cuando comparten un gen similar con las especies dañinas objetivo.
Sin embargo, ahora está «previsto para abrir el camino a la posible difusión de organismos o productos obtenidos mediante biotecnologías genéticas», se alarman los firmantes, que recuerdan que «todas estas aplicaciones, […] incluyen riesgos no estudiados que podrían acelerar la disminución de las poblaciones de polinizadores y poner en peligro cadenas alimentarias enteras”.
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