Las celdas de abejas fósiles, atribuibles a la ichnospecies Palmiraichnus castellanosi, se registran en el Pleistoceno y el Holoceno de las Islas Canarias más orientales. Las celdas tienen una cámara con revestimiento interno liso, cierre en espiral y una antecámara. Tienen una pared discreta que rodea tanto la cámara como la antecámara. La antecámara muestra una superficie lisa interna y un relleno sin estructura de material paleosol. Estas características permiten que este material se asigne a la ichnospecies P. castellanosi, descrita originalmente en el Paleógeno de Uruguay.
Este registro constituye la primera evidencia documentada de abejas e himenópteros en el Cuaternario de Canarias y la primera de esta especie de África. En comparación con las células existentes, los constructores potenciales son abejas del género Andrena (Andrenidae).
Los datos paleoecológicos y estadísticos sugieren que cinco especies pueden haber producido P. castellanosi en las Islas Canarias. Uno en Lanzarote en el Holoceno, otro en el sur de Fuerteventura en el Pleistoceno Superior, dos en Gran Canaria y otro en el islote de Montaña Clara durante el Pleistoceno Medio. Un alto nivel de éxito reproductivo probablemente se vio favorecido por la falta de depredadores o parásitos y las condiciones ambientales óptimas, al menos en el Pleistoceno. Durante el Pleistoceno, la abundancia de P. castellanosi en las tierras bajas sugiere una rica flora endémica arbustiva y condiciones paleoclimáticas similares al presente, pero probablemente con una mayor humedad. El conjunto de caracoles terrestres asociado con bajas densidades de P. castellanosi en el cinturón de altitud media del Holoceno sugiere un ambiente paleo húmedo y fresco, menos favorable para los productores de P. castellanosi.
Francisco La Roche, Jorge F.Genise, Carolina Castillo, María Luisa Quesada, Cristo M. García-Gotera, Julio De la Nuez.
Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, Volume 409, 1 September 2014, Pages 249-264