El apicultor real ha informado a las abejas de la muerte de Isabel II y de que el rey Carlos es su nuevo jefe cumpliendo una tradición centenaria entre los colmeneros.
El apicultor oficial del Palacio, John Chapple, de 79 años, declaró a MailOnline cómo se trasladó al Palacio de Buckingham y Clarence House el pasado viernes, tras la noticia de la muerte de la Reina, para llevar a cabo la tradición. El extraño ritual se basa en una vieja superstición entre colmeneros quienes creen que el hecho de no informar a las abejas de un cambio de dueño puede provocar que no produzcan miel, abandonen la colmena o incluso mueran.
Hablando desde los jardines del Palacio de Buckingham, el Sr. Chapple manifiesta que: «En estos momentos estoy en las colmenas, he pronunciado una pequeña oración y cubierto las colmenas con una cinta negra y un lazo. Les he dicho que la persona que ha muerto era el amo o la dueña de las colmenas, alguien importante en la familia que muere y tú no eres más importante que la Reina, ¿verdad? Llamas a cada colmena y dices: La señora está muerta, pero no te vayas. Tu nuevo amo será un bueno para ti”.
El Sr. Chapple atiende dos colmenas en Clarence House y cinco en el Palacio de Buckingham, siendo el apicultor oficial del palacio desde hace 15 años a pesar de no darse cuenta de que se había presentado a una entrevista para este trabajo. Según sus palabras: “Recibí un correo electrónico del jardinero jefe del Palacio de Buckingham para venir aquí y hablar sobre abejas. Pensé que tenían un problema con ellas, pero resultó que querían tener colmenas, así que desde ese momento he cuidado de las abejas de palacio». Agregó: “Tengo 79 años y estoy jubilado, la apicultura es mi pasión y ahora cuido algunas colmenas para gente importante. He sido el apicultor de la reina y espero que ahora consiga el trabajo de apicultor del rey”.
Una tradición ancestral
Según Eva Crane (1912-2007, matemática y física nuclear, reconocida investigadora internacional de abejas que da nombre a una fundación dedicada a la investigación sobre abejas), a partir de comienzos del siglo XVI, las abejas empiezan a ser miembros de la familia, una vez los monasterios ingleses fueron reformados o suprimidos y dejaron de ser los que poseían las colmenas.
Para esta investigadora, lo que se decía a las abejas y el ritual para decírselo, se basaba en reconocer que la colonia de abejas era miembro del hogar y que la noticia de la muerte del cabeza de familia u otro miembro se daba a todo el mundo.
En Alemania, tras el fallecimiento de un familiar se cambiaba de posición la colmena para que estuviera orientada de manera diferente; en Francia se colocaba un crespón negro sobre las colmenas.
En Inglaterra y Estados Unidos, variaba la tradición, desde acercarse a cada colmena y dar la noticia después de golpear suavemente la colmena tres veces con la llave de casa, a un mero susurro a las colmenas.
En las regiones de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco se sigue teniendo recuerdo de esta constumbre, sin embargo no en el resto de España, Portugal, Italia e islas mediterráneas.
Testimonio en Canarias
En Canarias también se mantiene este ritual en las diferentes islas con tradición apícola y está recogido en varias fuentes. Con motivo de la edición de la revista por el reconocimiento como Agrupación de Defensa Sanitaria Ganadera el pasado año 2021, ApiGranca recogía el testimonio del apicultor Diego García con apiarios en Fataga.
Diego hereda la tradición apícola de su familia puesto que recuerda a sus bisabuelos José Pérez y Ángela Alemán con colmenas en Los Caideros de Fataga. Por otra parte su padre, Eleuterio Diego Tomás García Pérez (1942- 2006), debió ser de los últimos artesanos de corchos para abejas de Gran Canaria. Los vecinos acudían a él para que retirase viejas palmeras que ocupaban sus cercados y él aprovechaba para hacer colmenas. No le faltaban compradores, llegó a hacer más de 2.000 corchos que también exportaba en furgonetas llenas a Tenerife, La Gomera y El Hierro. En la galería fotográfica en web de ApiGranca pueden verse estos corchos en la naturaleza.
En cuanto a la tradición que hoy tratamos, Diego ha puesto cintas a las colmenas, así lo hizo cuando murió su madre, su padre e incluso a las colmenas de su tío. Más aun, si el cura no estaba para bendecir las cintas, acudía a la pila a mojarlas en agua bendita.
Hay quien no ha puesto las cintas a las colmenas y se han muerto las abejas. De este manera, de oídas nos cuenta la historia de que a la muerte de un apicultor de Risco Blanco, el sombrero que este había dejado, no sabe bien si en un cuarto o en una cueva, fue deshilado por sus abejas para llevarlo a una colmena y posteriormente se murieron todas las colmenas que tenía el hombre.
Antonio Quesada
Suaves picadas y dulce cosecha.
Fuente y fotografía original de MailOnline.
Puedes ampliar la noticia en la revista de ApiGranca haciendo clic en este enlace o en la imagen y visitar la galería fotográfica de corchos en la naturaleza de Gran Canaria.