Nuestro conocimiento sobre la biodiversidad taxonómica terrestre comienza a ser lo suficientemente aceptable como para darnos cuenta de su riqueza y, también, de cuánto queda por descubrir. Las curvas de crecimiento acumulado del número de especies nos permiten augurar notables hallazgos en las próximas décadas, sobre todo en la fauna terrestre endémica de artrópodos y en la biota marina. Este último medio es el más desconocido de todos.
Hacemos estas predicciones porque a estas alturas de la historia todavía se descubren géneros multiirradiados y hay grupos como los hemípteros o los blatarios que aún no han sido objeto de un análisis sistemático profundo. Lo mismo ocurre con muchos grupos menores, como los ácaros, donde casi cualquier prospección que se haga, en cualquier lugar de las islas, probablemente dará lugar a la aparición de especies nuevas. La biodiversidad crece año a año, no sólo porque el conocimiento mejora al formidable ritmo de una especie o subespecie nueva cada seis días, por termino medio, sino también porque cada 17 días de promedio un nuevo exótico se asilvestra en la naturaleza. También es posible que, en aplicación de una conocida regla sobre proporción de especies introducidas e invasores (tens rule), cada siete meses uno de estos exóticos se transforme en un invasor capaz de originar una nueva plaga. Empezamos a tener también una idea bastante acertada de dónde se distribuyen las especies, los avances cartográficos, que han permitido disponer de una nueva visión del territorio desde el cielo, han facilitado la labor de colocar las especies en el mapa.
Así hemos podido percibir con mayor claridad cómo muchos de sus hábitats están terriblemente fragmentados, cuando no destruidos. Por lo menos 436 especies endémicas insulares sólo se conocen de una porción de territorio inferior a 2,5 km2, y 40 de ellas viven en menos de una cuadrícula de 500 m de lado. Si a esta cifra sumamos las especies no endémicas de una isla que pudieran ser igual de raras, podemos imaginar lo fácil que debe ser que las actividades humanas más insignificantes puedan llegar a extinguir especies únicas.
José Luis Martín Esquivel, Maria del Carmen Marrero Gómez, Nieves Zurita Pérez. Manuel Arechavaleta Hernández, Isaac Izquierdo Zamora.
Libro completo: Biodiversidad en Gráficas.