Cambio climático y retos para la apicultura canaria

1. Introducción
El cambio climático representa uno de los mayores retos para los sistemas productivos insulares. Las Islas Canarias, por su localización subtropical, limitada disponibilidad de agua y fuerte dependencia del turismo y la agricultura, constituyen un territorio especialmente vulnerable a la variabilidad climática.
El reciente estudio de Cruz-Pérez, N., Rodríguez-Alcántara, J. S., Clavijo-Núñez, S., Paradinas-Blázquez, C., y Santamarta, J. C. (2025), publicado en el International Journal of Climatology bajo el título Climate Projections and Temperature Evolution in the Canary Islands: High-Resolution Analysis at Island Scale, ofrece por primera vez proyecciones climáticas a una resolución de 100 × 100 metros para el conjunto del archipiélago.
Los resultados revelan un aumento generalizado de la temperatura media entre 2 °C y 4,4 °C a finales de siglo, con mayores incrementos en las islas occidentales —especialmente La Gomera y Tenerife— y valores más moderados en Lanzarote y Fuerteventura. Estos cambios tendrán consecuencias significativas sobre los recursos hídricos, la vegetación y, en consecuencia, sobre la apicultura canaria, una actividad que depende estrechamente de la salud ambiental y de la diversidad florística del territorio.

El presente artículo toma como base el estudio de Cruz-Pérez et al. (2025) para analizar sus posibles implicaciones sobre la apicultura del archipiélago, proyectando los principales riesgos y oportunidades derivados del cambio climático.

2. Proyecciones climáticas relevantes para la apicultura canaria
El estudio citado establece los siguientes aumentos medios de temperatura hacia finales de siglo (escenario SSP5-8.5):

Isla Incremento proyectado (°C) Observaciones relevantes
La Gomera Hasta +4.4 °C Mayor aumento del archipiélago, fuerte impacto en flora y humedad.
Tenerife Hasta +4.2 °C Alta diversidad de microclimas, riesgo de pérdida de floraciones en zonas medias.
La Palma / El Hierro Hasta +4.2 °C Aumento notable en zonas de monteverde y cumbres.
Gran Canaria Hasta +4.0 °C Riesgo de desertificación en áreas del sur y medianías bajas.
Fuerteventura / Lanzarote +3.4 °C – +3.5 °C Climas ya áridos que podrían volverse extremos.

Además, el estudio prevé:

  • Más noches tropicales (> 20 °C), con impacto en el descanso y actividad biológica de abejas.
  • Aumento del riesgo de incendios forestales y sequías prolongadas.
  • Disminución de la humedad ambiental y menor recarga de acuíferos.

3. Implicaciones para la apicultura en Canarias
3.1. Estrés térmico y fisiología de las abejas
El incremento sostenido de la temperatura afectará al equilibrio térmico de las colmenas. Las abejas dedicarán más energía a la ventilación interna y al control del calor, reduciendo su tiempo de recolección y su eficiencia de trabajo. En zonas bajas y áridas —como el sur de Gran Canaria o las medianías de Fuerteventura— podrían producirse colapsos de colonias en verano por sobrecalentamiento y falta de alimento.
El calor extremo también puede afectar la fertilidad de las reinas y la longevidad de las obreras, comprometiendo la estabilidad de las colonias a largo plazo.

3.2. Cambios en la floración y disponibilidad de alimento
El calentamiento y la menor humedad proyectados para el archipiélago provocarán floraciones más cortas y desincronizadas con los ciclos de las abejas. Las especies vegetales pueden adelantar su floración o reducir la producción de néctar y polen, lo que genera un desajuste temporal entre la oferta floral y la actividad de las abejas.
Esta situación derivará en:

  • Escasez de alimento en momentos clave, especialmente durante la cría primaveral.
  • Disminución de la cantidad y variedad de flores, debido a sequías, olas de calor y degradación de los ecosistemas.
  • Pérdida de diversidad melífera, con impacto directo sobre la producción y calidad de la miel.

Las zonas de montaña, hoy refugios de flora melífera, podrían experimentar migraciones altitudinales de especies o un empobrecimiento de la vegetación, reduciendo su valor apícola.

3.3. Alteración de los hábitats y efectos sobre los polinizadores
Los cambios climáticos descritos por Cruz-Pérez et al. (2025) implican transformaciones profundas en los ecosistemas insulares.
La modificación de la vegetación y la mayor aridez de los suelos alterarán los hábitats naturales donde las abejas —tanto melíferas como silvestres— se alimentan y nidifican.
Las abejas solitarias, al carecer de reservas o estructuras sociales, serán particularmente vulnerables a los periodos de escasez y calor extremo.
Estos procesos podrían provocar la pérdida local de especies polinizadoras, afectando a la regeneración de la flora autóctona y al equilibrio de los ecosistemas canarios.

3.4. Impacto sobre las mieles locales
Las mieles monoflorales de altura —como las de retama del Teide, tajinaste o codeso— podrían verse comprometidas por los cambios en el calendario y la duración de la floración.
El aumento del estrés hídrico en las plantas productoras puede alterar la composición química del néctar, modificando los perfiles aromáticos y las características organolépticas tradicionales de las mieles canarias.
En consecuencia, el calentamiento proyectado podría afectar tanto a la cantidad como a la identidad sensorial de la miel producida en las islas.

3.5. Aumento de eventos extremos y riesgos asociados
El estudio prevé un incremento de olas de calor, incendios forestales y sequías prolongadas, fenómenos que impactan de forma directa en la apicultura:

  • Pérdida de colmenares por incendios o falta de vegetación.
  • Reducción drástica del forraje floral tras periodos de sequía.
  • Proliferación de plagas y enfermedades, favorecidas por ambientes cálidos y secos.

La combinación de estrés térmico y pérdida de alimento genera un escenario de mayor vulnerabilidad general del sector.

3.6. Adaptación y cambios en la distribución de los colmenares
Ante estas condiciones, la apicultura canaria deberá reorientarse hacia modelos más resilientes, adaptados a las nuevas realidades climáticas:

  • Reubicación de colmenares hacia zonas más frescas o con influencia de los alisios.
  • Aumento de la sombra, ventilación y disponibilidad de agua en los apiarios.
  • Diversificación de la flora melífera, fomentando especies autóctonas resistentes a la sequía.
  • Gestión adaptativa basada en herramientas de información climática como la plataforma SICMA-Canarias.

4. Estrategias de adaptación
Las proyecciones climáticas para Canarias apuntan a un escenario de temperaturas más altas, menor disponibilidad de agua y mayor frecuencia de eventos extremos. Ante este panorama, resulta esencial implementar estrategias de adaptación específicas que garanticen la viabilidad de la apicultura y la conservación de los ecosistemas asociados.
Las principales líneas de acción propuestas son las siguientes:

  • Monitoreo climático local
    Fomentar el uso de herramientas de observación y análisis, como la plataforma pública SICMA-Canarias, que permite anticipar variaciones térmicas y planificar la ubicación de colmenares en función de las condiciones climáticas más favorables.
    En este ámbito, destacan iniciativas tecnológicas como ApIoTcan, un sistema desarrollado por ApiGranca con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria, orientado al monitoreo en tiempo real de colmenas mediante sensores de temperatura, humedad y peso.
    Esta herramienta permite detectar de forma temprana situaciones de estrés en las colonias, mejorar la gestión del apiario y generar datos que pueden correlacionarse con la evolución climática local. Su integración con plataformas de información ambiental como SICMA-Canarias representa un paso decisivo hacia una apicultura más resiliente, basada en datos y adaptada al cambio climático.

  • Diversificación y restauración de la flora melífera.
    Promover programas de reforestación con especies autóctonas resistentes al calor y la sequía, garantizando la disponibilidad de recursos nectaríferos durante todo el año y contribuyendo a la conservación de la biodiversidad.

  • Gestión eficiente del agua y apoyo técnico en zonas áridas.
    Implementar sistemas de suministro de agua en los apiarios, mejorar la sombra y ventilación de las colmenas, y reforzar el acompañamiento técnico a los apicultores de las áreas más expuestas a la desertificación.

  • Investigación en genética y resiliencia apícola.
    Impulsar estudios sobre la selección de líneas genéticas de abejas más resistentes al estrés térmico, sin comprometer la variabilidad local ni las características de la abeja negra canaria (Apis mellifera iberiensis).

Estas acciones, combinadas con la cooperación entre instituciones científicas, administraciones y asociaciones apícolas, permitirán fortalecer la resiliencia del sector frente al cambio climático y preservar su papel esencial en la polinización y equilibrio ecológico del archipiélago.

5. Conclusión
Las proyecciones climáticas de Cruz-Pérez et al. (2025) confirman que Canarias experimentará un aumento térmico sostenido a lo largo del siglo XXI, con consecuencias directas sobre los ecosistemas, los recursos naturales y la producción agrícola.
En este escenario, la apicultura canaria se enfrenta a una transformación profunda, en la que su sostenibilidad dependerá de la capacidad del sector para adaptarse al nuevo contexto climático.
La combinación de una investigación climática de alta resolución, como la desarrollada por la Universidad de La Laguna, con estrategias locales de manejo apícola, permitirá mantener viva una actividad esencial no solo por su valor económico y cultural, sino también por su papel insustituible en la polinización y en la conservación de la biodiversidad insular.

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