La abeja, como principal agente polinizador, es un elemento que interviene en la conservación y desarrollo de ecosistemas. La interacción entre el animal y el medio en el que vive obtenida a lo largo de muchos años, conduce a la aparición de nuevas razas y ecotipos, caracterizados por su distribución geográfica, por lo que también se llaman razas geográficas.
Cada raza geográfica de abejas muestra adaptaciones específicas al clima de su región y también se encuentran esas adaptaciones particulares en poblaciones locales de abejas de la misma raza, lo que nos lleva a la aparición d ecotipos. Esa adaptación al medio consiste en el adecuado sincronismo entre el ciclo biológico anual de la colmena y el ciclo anual climático y fenológico (épocas de floración de diversas plantas melíferas) de la zona.
Por tanto, debido a la importancia que tiene la adaptación al medio en el caso de la apicultura, es muy importante salvaguardar el material genético portador de esta información y en lo posible seleccionar los caracteres más interesantes. Además, teniendo en cuenta la importancia de la abeja melífera como agente polinizador, la adaptación de ésta al medio, repercutirá directamente en su capacidad polinizadora, y por consiguiente, en el desarrollo de ecosistemas o cultivos de la zona.
En los últimos años y debido a la pérdida de biodiversidad en el planeta, se ha despertado un interés especial por recuperar y fomentar las razas locales de animales domésticos, y la especie Apis mellifera no es una excepción. La abeja negra está sufriendo una fuerte erosión genética en esta última década debido, sobre todo, a la importación incontrolada de abejas de razas extranjeras, sin tener en consideración la relación con el ecosistema de las nuevas variedades introducidas y que además provoca la aparición y rápida difusión de colonias híbridas (en apicultura, a diferencia de otras ganaderías, no se pueden controlar las cubriciones de las hembras procedentes de enjambres silvestres ni de enjambrazones de explotaciones tradicionales).
Las asociaciones de apicultores están preocupadas pormantener la natural rusticidad y adaptación de las poblaciones de abejas asentadas de forma natural en el territorio y, por tanto, su información genética.
Fuente: Apidena, Apicultores de Navarra.