Nosemosis C: charla en la Granja

El martes, 18 de febrero a las 16:30 horas en el salón de actos de La Granja del Cabildo de G.C., se ha programado una charla sobre Nosemosis.

Nosemosis C: una pandemia silenciosa
La impartirá Rafael Blanc Cera, veterinario de laboratorios Biopyc.

El sigiloso asesino de abejas
La Nosemosis C es una de las principales causas de mortalidad en las abejas. Es un hongo imposible de detectar a tiempo que parasita a los insectos y los mata prematuramente.

La degradación de los entornos de las colmenas o la presencia de depredadores como la avispa velutina son algunas de las principales causas de la disminución de las colmenas de abejas, pero no son las únicas. Además de estos problemas, hay que tener en cuenta la proliferación de enfermedades que afectan a sus organismos. Una de ellas es la Nosemosis C, una enfermedad parasitaria provocada por unos hongos del género Nosema que afecta al aparato digestivo de las abejas.

«Hemos detectado una alta incidencia de Nosemosis C, cada vez hay más casos», afirma Rafael Blanc, director veterinario del departamento de Apicultura de Biopyc, empresa ubicada en Fraga y que este marte visita Gran Canaria para impartir una jornada técnica para analizar esta enfermedad y los medios para combatirla.

«La Nosemosis C es causada por un hongo que parasita el ventrículo [el equivalente al intestino de otros animales] de las abejas. Una vez que se ubica en el organismo, el hongo produce esporas que provocan el envejecimiento prematuro de la abeja», explica Blanc.

El perfecto funcionamiento y la sincronía de las colmenas es el factor del que se aprovecha este parásito. La Nosemosis C afecta principalmente a las abejas más mayores o pecoreras, que son las que se encargan de «pecorear», es decir, de recolectar agua, polen, néctar o propóleo para alimentar al resto de la colmena. Al faltar este alimento, la capacidad de trabajo de la colmena disminuye, lo que obliga a la abeja reina a poner más huevos para producir individuos que compensen esa disminución. «Aunque aparentemente la colmena parece recuperarse, este sobreesfuerzo de la abeja reina produce su debilitamiento y, por extensión, el de la colmena, que sufre el ‘pillaje’ de sus recursos por parte de colmenas vecinas y acaba desapareciendo en cuestión de dos o tres semanas», añade Blanc.

A la gravedad de esta enfermedad hay que añadir que es imposible de detectar. Los apicultores solo se dan cuenta de que sus colmenas están afectadas cuando perciben una disminución significativa de la población. Por ello, los expertos la tildan de «enfermedad silenciosa».

Por el momento, la única manera de combatir esta enfermedad es a través de la prevención de sus factores desencadenantes. Para ello, en Biopyc han desarrollado una sustancia a base de algas, citronela y timol que provoca que en las abejas no se den las condiciones adecuadas para que el hongo madure y suelte sus esporas.

Contamos con la asistencia libre de todas las personas interesadas, ya que se trata de una patología apícola difícil de diagnosticar y de la que tenemos que tener conocimiento para garantizar el buen funcionamiento de nuestros colmenares.

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