El autor aprovechó la nocturnidad para rociar con insecticidas cuatro colmenas de Manuel Moreno, en el diseminado de Chirino en Gáldar
Manuel Moreno está «fastidiado». Las miles de abejas que hasta hace casi un mes cuidaba con cariño en los altos de Gáldar murieron por el envenenamiento supuestamente provocado con flis, que fue rociado en el interior de sus colmenas. Este apicultor aficionado ya ha denunciado los hechos ante la Guardia Civil para que esclarezca lo ocurrido e identifique al autor de la matanza.
El perjudicado asegura que el envenenador actuó de noche, cuando los insectos se encuentran dentro del enjambre. Esta persona utilizó un insecticida para acabar con las abejas que pululaban hasta hace unos días por el diseminado de Chirino, entre Caideros y Fagajesto, una zona en la que, asegura, «no molestan a nadie», y si molestaran, «yo las cambio de sitio». El autor «las asfixió a todas», señala Moreno, quien recogió en varias fotografías cómo los cadáveres de todos sus «animales», como los llama, aparecen sobre uno de los tablones de madera.
El apicultor se enteró a los dos días de ocurrir, cuando regresó a su finca. «Abrí una [colmena], todas muertas; la otra, también muertas…». Así hasta cuatro. «Me fastidió porque esos animalitos no tienen culpa ninguna de las personas dañinas, ni esos ni ninguno», apunta este vecino del municipio de Gáldar, que asegura que tiene a un sospechoso que suele merodear por la zona. Pero no dice su nombre porque está a la espera de las pesquisas del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil para tratar de enjuiciar al autor.
Moreno afirma que las pérdidas económicas, que cuantifica en unos 400 euros, no le importan. «El dinero es lo de menos, no le pongo asunto. Lo que me da pena es que este año ya estaba empezando la floración y esto me fastidió mucho», apostilla. Una floración que, barrunta, será abundante gracias a las copiosas lluvias que han caído durante las últimas semanas en las medianías del norte de la Isla, que han convertido el paisaje en un enorme manto verde moteado de colores.
Este es el segundo gran revés que sufre Manuel Moreno. El anterior se produjo cuando el gran incendio de Gran Canaria de 2019. Aquel fuego arrasó con todas sus colmenas, no quedó nada y tuvo que empezar de nuevo con el cultivo de este insecto que le produce varios kilos de miel al año, aunque no hace negocio con el alimento. «Las cuido para después repartir la miel entre los conocidos, no la vendo», declara Manuel Moreno, quién ya se ha puesto manos a la obra para volver a tener las abejas por sus terrenos.
Ya esta semana espera que un proveedor le suministre miles de abejas para que comiencen a polinizar por la zona, pero para que empiecen a generar miel aún tendrá que pasar un tiempo. «Las nuevas tienen que arrancar, echarle de comer y empezar de nuevo, tienen que buscar el polen para hacer las colmenas y eso lleva su tiempo», explica. También le perjudica en la producción de sus matos. «Si no hay abejas, no hay fruta» ya que son las encargadas de polinizar los cultivos.