El delegado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Canarias, Manuel Nogales, ha afirmado este lunes en un comunicado que es necesario un plan rector de uso y gestión del Parque Nacional del Teide más restrictivo que el actual.
Manuel Nogales, investigador del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA), ha explicado que el borrador del nuevo plan de uso y gestión es un «adecuado documento de partida para combatir los retos que se plantean» en la actualidad para la conservación del Parque Nacional del Teide.
Ha indicado que el fin de ese nuevo documento es el de renovar y adaptar el plan a las condiciones actuales de conservación, que es el principal y último objetivo de todo parque nacional.
Manuel Nogales hace un relato de lo sucedido en los últimos años, y así ha apuntado que en esta década, el número de visitantes del Parque Nacional del Teide ha ido en aumento paulatino hasta alcanzar en 2018, antes de la pandemia de la covid-19, más de 4 millones de visitantes concentrados en una superficie de tan solo unos 190 kilómetros cuadrados.
Se trata del primer parque nacional constituido como tal en Canarias (22 de enero de 1954) y en 2007 recibió por parte de la Unesco el reconocimiento de Patrimonio Mundial, lo que lo reconoce como uno de los lugares más ricos y diversos de todo el mundo.
Además, en 1989, el Consejo de Europa concedió al parque nacional el Diploma Europeo en su máxima categoría, aún vigente en la actualidad, y ha añadido que esas consideraciones ponen de manifiesto la evidente singularidad de este espacio protegido y sus valores naturales en un contexto mundial.
De ahí que el nuevo Plan Rector de Uso y Gestión tenga particular relevancia dentro de la red de espacios naturales del estado español, ha subrayado Manuel Nogales.
Según el delegado del CSIC en Canarias, a esa urgencia se suma el hecho de que actualmente El Teide presenta graves problemas, desde el punto de vista de la conservación de su biota, relacionados con la presencia de dos herbívoros introducidos: el muflón y el conejo.
Ha explicado que ambos animales causan daños importantes en la flora y vegetación tan exclusiva del Parque Nacional del Teide, que alberga 12 especies endémicas.
Manuel Nogales ha apuntado que otro inconveniente para la labor de conservación es la explotación de la miel (instalación de colmenas), de las que se han llegado a autorizar 2.700 anuales en la última década, y cuyas abejas desplazan a los polinizadores nativos, muchos de ellos también endémicos.
A lo anterior se suma el efecto del cambio climático, especialmente pernicioso en ambientes de alta montaña, ha recordado.
Estas son «solamente algunas» de las principales amenazas a las que está expuesto el parque nacional del Teide, pero evidencian la necesaria puesta en marcha de una nueva normativa más restrictiva en cuanto a su conservación.
Esto es lo que se persigue alcanzar con este nuevo borrador del PRUG, que supone, a su juicio, un adecuado documento de partida para combatir los retos que se plantean en la actualidad para la conservación del Parque Nacional del Teide, ha concluido.
Ampliar: ver el artículo Impacto de la abeja en el Parque Nacional del Teide