Una propuesta para la protección de la abeja negra ibérica

Con motivo de la XIII Feria Nacional Apícola de Cantabria, organizado por la Asociación Montañesa de Apicultores, se impartió la charla «Una propuesta para la protección de la abeja negra ibérica» a cargo de Egoitz Galartza Garaialde, apicultor en biológico y veterinario, responsable del programa de mejora de la asociación ERBEL.

En la charla se hace un recorrido histórico de la apicultura en la península ibérica, arrancando en las cuevas de Bicorp, las construcciones de navarras o las albarizas de Galicia y comentando en en todos esos momentos se criaba la abeja melifera iberiensis.

Al hablar del sistema reproductivo de las abejas afirma  que no las podemos tener enclaustradas en un sitio y que no salgan de allí sino ellas se mueven libremente por el aire y sobre todo los zánganos son los que pueden acceder a un amplio territorio. Los zánganos y la reinas se aparean en el aire generalmente a distancias de 1, 2 o 3 km del colmenar de origen en zonas que se llaman áreas de congregación de zánganos donde se reúnen 10,000 o 15000 zánganos y cada reina se puede aparear con 12, 15 o 20 zánganos diferentes y en esta área de congregación pueden venir zánganos de muy diferentes sitios de distancias de hasta 5 o 10 km.  O sea que una reina está en contacto con un entorno de un radio de 10 km, eso es mucha distancia.

Por otra parte si un apicultor decide utilizar razas foráneas si mete una reina de raza foránea en su colmenar que sepáis que los zánganos que salen de esa reina también son foráneos o de otra subespecie. Los apicultores no podemos controlar a los zánganos, se nos escapan se mezclan con los zánganos autóctonos en estas áreas de congregación y nuestras reinas o cualquier reina puede aparearse con estos zánganos foráneos, o sea que no es posible controlar estos zánganos foráneos.

Sobre la importación de razas afirma que la mezcla con otro tipo de subespecies trae una pérdida de diversidad genética. Sí o sí se pierden los genes de las razas locales de la subespecie local que son desplazadas por los genes de la subespecie foránea.
Desde estas líneas felicitamos a la Asociación Montañesa de Apicultores y a Egoitz Galartza por su trabajo.

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