Uno de los problemas comunes a los que se ha enfrentado la apicultura, no solo en Canarias, a través de los años ha sido la renovación generacional y una mayor participación de la mujer en esta actividad. Por si fuera poco las cosas han ido cambiando y cada vez es más complicado iniciarse en apicultura, a la inversión inicial hay que añadir el papeleo, la formación y la búsqueda de asentamientos.
Nuestra asociación recibe anualmente muchas peticiones de información sobre cómo formarse en el arte de criar abejas, cómo legalizar unas colmenas que se tienen desde hace algunos meses o años, o cómo asociarse. Tal es así que hemos tenido que dedicar una sección de la web a este asunto, por cierto una de las más consultadas. Después de un contacto inicial por correo, vienen las conversaciones por whatsapp o las llamadas telefónicas, tratamos de darles la mejor información que podemos, les ayudamos a darse de alta en el Rega y finalmente pueden acabar siendo socios de pleno derecho. En las últimas asambleas varios nuevos socios se han incorporado después de estos contactos, jóvenes y mayores, hombres y mujeres.
Esta incorporación exige una asociación abierta, que seamos capaces de orientar y ayudar a los nuevos llegados, es necesario que la información que reciban sea de calidad y no guardarnos para los viejos «las artes del oficio», o tratar de aprovecharnos económicamente de su inexperiencia, necesitamos compartir nuestros aprendizajes y experiencias, nuestros éxitos y fracasos.
Se quejaba Miguel Jerónimo Suárez y Núñez, en el prólogo del libro Arte de cerero (1777) que tradujo del autor francés Henri-Louis Duhamel du Monceau, en Art du chandelier, (1761) y disponible gratuitamente en nuestra web, el atraso que supuso para España la costumbre de los maestros artesanos de ocultar sus conocimientos con estas palabras:
«Encaprichados los Artífices en que perjudica a su propio interés revelar al compañero lo que casualmente, o como resulta de su aplicación, han adelantado en el Oficio, llega entre algunos a tanto la mezquindad que prefieren a la generosidad de revelarlo, y ser útiles de este modo al Género Humano, la vileza de dejarlo oculto para siempre, llevándoselo por fin a esconder consigo en el sepulcro. No se hacen cargo de que con semejante preocupación imposibilitan el progreso, y lustre de las Artes; y que en vez de contribuir a enriquecer a sus compatriotas Artesanos, los empobrecen; pues reservando cada uno sus descubrimientos para sí solo, jamás llegarán las Manufacturas a un grado de perfección que las haga, cuando no preferibles, al menos iguales en precio y y calidad a las que les puede oponer el Extranjero».
Esta actitud supuso el aislamiento científico y cultural de España, nos costó siglos de atraso y dejó en muchos oficios la triste herencia de no querer compartir las prácticas profesionales. En apicultura pasamos de ser la primera potencia mundial, en producción de libros y líderes en manejos a un estancamiento de más de dos siglos. Menos mal que hemos conservado el rico vocabulario del gremio, admirado por otras lenguas.
Actualmente las cosas han cambiado mucho, especialmente en Gran Canaria donde la Escuela de Apicultura ha dado un aire fresco y brinda una formación envidiada en otras geografías. Dos titulaciones regladas que han puesto en nuestros campos a jóvenes con una preparación nunca antes vista.
Si hay alguna cualidad que defina a ApiGranca es la transparencia, por ello también es función de la asociación acompañar a las nuevas generaciones de apicultores en sus inicios, explicarles sus derechos y obligaciones, prevenirlos de posibles abusos y que sientan desde el primer momento la mano cálida de un compañero de la asociación. De ellos depende el relevo generacional en la profesión y, solicitada por quien la ejerce, la renovación de los órganos directivos de la asociación.
Bienvenidos a la familia de ApiGranca y Feliz 35 Aniversario!!!