La Loque americana es una de las seis enfermedades de las abejas que están inscritas en la lista del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OMSA y los Países y Territorios Miembros tienen la obligación de notificar los brotes conforme al Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OMSA, una circunstancia que viene recogida en España en el Real Decreto 526/2014, de 20 de junio, por el que se establece la lista de las enfermedades de los animales de declaración obligatoria y se regula su notificación. Su control implica a los propietarios de las colmenas, a la asociación a la que pertenezca y a la Dirección General de Ganadería del Gobierno de Canarias.
La Loque americana es una enfermedad grave de las abejas melíferas causada por una bacteria productora de esporas llamada Paenibacillus larvae. Está presente en todo el mundo. La bacteria mata las larvas en las celdillas de cría. En las colmenas infectadas, la colonia presenta un aspecto irregular o salteado debido a las celdillas vacías, a veces con un olor característico, y la cría tiene una apariencia viscosa o húmeda. La loque americana es transmitida por las esporas bacterianas que se forman en las larvas infectadas, son muy resistentes y sobreviven varios años. Las esporas diseminan la enfermedad por traslado de la cera, de las reinas, intercambio de panales o de miel contaminada. El diagnóstico se confirma mediante identificación de la bacteria por medios moleculares, por cultivo o microscopía.
El tratamiento con antibióticos destruirá las bacterias vegetativas pero no las esporas, así que la enfermedad se repetirá. Por ello se recomienda con frecuencia quemar la colmena y los equipos, ya que puede ser la única manera de destruir las esporas.
Información de la Universidad de Córdoba
Ataca a las larvas en desarrollo y suele provocar la muerte de la colonia; esta bacteria puede esporularse, siendo las esporas muy resistentes (toleran temperaturas de 100º C) y permaneciendo viables durante largos períodos de tiempo (hasta 35 años). Puede aparecer en cualquier época del año, siempre que haya cría y los animales en desarrollo suelen morir a los 4 ó 5 días de ser operculados. Las colmenas afectadas en un estadio avanzado desprenden un fuerte olor a agrio, parecido al que tiene la cola de carpintero.
Las esporas que son ingeridas por las larvas germinan en el tubo digestivo originando bacilos flagelados, estas bacterias aprovechan el paso de larva a pupa para invadir el interior del cuerpo de la abeja en desarrollo. Una vez que se introducen en los tejidos se multiplican activamente provocando la muerte del pollo (cria) antes de que alcance el estado de pupa, finalmente cuando el aporte de nutrientes disminuye y las condiciones ambientales dejan de ser favorables, las bacterias fabrican las esporas de resistencia que contaminan por millones el cadáver disecado. Cuando una abeja limpiadora retira los restos de la celdilla de cría va difundiendo las esporas por toda la colmena.
Las larvas afectadas comienzan a manifestar los síntomas tomando un aspecto pardusco (las esporas germinan en el intestino a las 24-48 horas de haber sido ingeridas), posteriormente toman una coloración parecida al café con leche y una consistencia viscosa y filante, finalmente y debido a un proceso de deshidratación, la masa viscosa se transforma en una escama de color pardo oscuro, que se adhiere fuertemente al fondo de las celdillas.
En las colmenas infectadas la zona de cría no aparece compacta, tiene un aspecto irregular en mosaico; las celdas afectadas presentan los opérculos hundidos, oscuros, y de apariencia húmeda y aceitosa, además de poseer perforaciones irregulares o grietas. Si introducimos un palillo a través del opérculo de una celdilla afectada en grado avanzado, se extrae una masa viscosa de consistencia pegajosa consistente en los restos de la larva en estado de putrefacción; además la masa putrefacta se estira como si fuese caucho o chicle.
La transmisión básicamente se realiza por vía bucal (las nodrizas juegan un importante papel), y una de las formas más frecuentes es a través de la miel contaminada con esporas; para su tratamiento se ha empleado tradicionalmente las sulfamidas o tetraciclinas (Apiciclina© es un preparado comercial que contiene sulfatiazol sódico y clorohidrato de oxitetraciclina), pero el uso de antibióticos no consigue eliminar la enfermedad.
Para su tratamiento se han empleado tradicionalmente sulfamidas o tetraciclinas, pero, el uso de tratamientos de este tipo está prohibido actualmente.
La transmisión entre colmenas se realiza gracias a la deriva, a los zánganos, al pillaje, o bien participa el apicultor no desinfectando el material después de haber trabajado en colmenas afectadas, o intercambiando material entre colmenas enfermas y sanas.
Para el control de esta enfermedad sólo se pueden aplicar dos estrategias. 1ª. Es la eliminación, usando el fuego, de todas las colonias del apiario. Esta eliminación incluye tanto las abejas como el material. 2ª. Eliminación mediante el fuego todos los panales, miel, polen y abejas. Las cajas se pueden desinfectar y reutilizar
El diagnóstico de campo no es totalmente fiable, y en algunos casos los síntomas se pueden confundir con los producidos por otros agentes, como Bacilus alvei que se presenta en las colmenas afectadas por loque europea, y que también produce una masa putrefacta que se puede estirar formando hilos.
DOCUMENTOS:
1.- Enfermedades y desórdenes objeto de vigilancia. (pág. 43-55) Pilar Fernández, Iratxe Pérez, Ministerio de Agricultura.
2.- Antecedentes. Situación actual de la loque americana. Notificación. Sistemas de control. Notificación. Sistemas de control de la enfermedad. Pilar Fernández, Iratxe Pérez, Ministerio de Agricultura. Julio 2014.
3.- Plan Coordinado de Alerta Sanitaria en la Comunidad Autónoma de Canarias (v5-2022).
4.- Plan Sanitario Integral de la ADS ApiGranca.