Se describen grandes cantidades de icnofósiles, presumiblemente células de cría de Anthophoridae, en áreas de arena calcárea en Fuerteventura y Lanzarote. Están taxonómicamente asociados con Eucera en lugar de Anthophora, debido a la presunta arquitectura del nido, en la medida en que esto podría deducirse de la estructura de las células. Se realiza una comparación con los registros publicados de fósiles similares, ubicados principalmente en el ichnogenus Celliforma. Se supone que los fósiles se han depositado en condiciones climáticas comparables a las actuales. Numerosas perforaciones en las paredes de las células y las células sin abrir son indicativas de una mortalidad preimaginal, debido a la depredación y ataques fúngicos, de ±47% Los sitios están bajo severa presión recreativa.
En las dos islas del este del archipiélago de Canarias, encontramos grandes cantidades de células de abejas presumiblemente fosilizadas. Se encuentran principalmente, expulsados de su matriz arenosa, dispersos en la superficie junto con una gran cantidad de conchas subfósiles de moluscos terrestres. Según se descubrió, apenas se mencionan en la literatura entomológica, pero los geólogos los conocen como nidos de Anthophora. Como discutiremos a continuación, esta identificación puede necesitar ser reconsiderada.
El material en el que se basa la presente nota se deposita en el Museo Zoológico (Instituto de Zoología Taxonómica), presa de Amster. Todo proviene de Corralejo, en el norte de Fuerteventura.
Independientemente de su identificación precisa, estos fósiles proporcionan una indicación tanto del sistema de polinización de la vegetación como del clima en el momento de su construcción.
Las abejas de lengua larga (a saber, Anthophoridae) obviamente han jugado un papel importante en el ecosistema.
Las abejas solitarias son las más numerosas, tanto en número de individuos como de especies, bajo condiciones cálidas y semiáridas, aproximadamente como las que existen actualmente en la actualidad (Malyshev, 1936; Lins ley, 1958; Michener, 1979; Messer, 1985; Peta nidou & Ellis, en prensa). Bravo (1954, 1964), después de observar su Anthophora en la Orotava (situada sobre Puerto, en el norte de Tenerife, que tiene un clima relativamente húmedo), interpretó la presencia de sus restos en las islas orientales como una indicación de que hasta hace poco estas islas tenían un clima similar a la del norte de Tenerife. Esta conclusión, tomada por Machado (1976), es precisamente lo contrario de lo que creemos.
Del mismo modo, Petit-Maire et al. (1987) piensan que los estratos con conchas de moluscos y células de abejas son indicativos de períodos relativamente húmedos cuando la pluviosidad era suficiente para mantener una vegetación cerrada, aunque escasa y adaptada a la sequía; estos períodos relativamente húmedos estaban separados por fases secas caracterizadas por sedi eólico Mentación. Sin embargo, incluso en la actualidad (considerada una fase seca), el paisaje ofrece una forma de arena en movimiento, desprovista de vegetación, y parches con vegetación como describimos anteriormente. Debido a que las células de caparazón con estratos encontrados por Petit-Maire et al. solo se han fechado parcialmente, no pueden correlacionarse con certeza entre sí o con las fases húmedas del Sahara, como lo hacen estos autores.
W.N. Ellis, Instituto de Zoología Taxonómica, Departamento de Entomología, Plantage Middenlaan 64, 1O18 DH Amsterdam.
AC Ellis-Adam, Laboratorio Hugo de Vries, Kruislaan 318,! 098 SM Amsterdam.
Artículo completo: en Entomologische Berichten Fossil brood cells of solitary bees on Fuerteventura and Lanzarote, Canary Islands (Hymenoptera: Apoidea)53(12):161-173 · January 1993 with 813