El 16 de septiembre de 1988 fue testigo del nacimiento de una asociación de apicultores en la isla de Gran Canaria, era la primera en nuestro territorio y fue posible gracias al empeño de un grupo de personas que creían en la unidad del sector para hacer frente a los retos que teníamos por delante. Comenzó así una larga andadura en la que la apicultura fue sentando sus bases, alcanzando objetivos que antes parecían lejanos, tales como el registro de explotaciones, la normalización de los manejos apícolas, los programas sanitarios, el acceso a subvenciones públicas, formación, los seguros de colmenas, etc. Poco después de esta fecha, llegó la principal amenaza para la apicultura, el ácaro varroa, y vino para quedarse. Este hecho marcó un antes y un después en nuestra actividad, adquiriendo más sentido, si cabe, la organización asociativa, puesto que fue necesario coordinar acciones para mantener los niveles de infestación por este parásito en toda la cabaña insular.
A día de hoy, podemos sentirnos orgullosos de nuestra asociación, estamos presentes en numerosos foros nacionales e internacionales, contamos con un buen sistema de comunicación con los socios, una excelente página web, mejores servicios veterinarios integrados en la ADSG, buenos seguros para nuestras explotaciones, un programa formativo y un código ético basado en la transparencia, además de la adaptación a las nuevas normativas que nos permiten mantenernos al día cada vez con un mayor nivel de exigencia.
Desde estas líneas quiero mostrar mi agradecimiento a todas las personas que, a lo largo de los años, han sido partícipes en este proyecto y han hecho grande a nuestra institución que, traducida a cifras, agrupa 229 explotaciones y suman 5900 colmenas, siendo la segunda mayor asociación apícola de Canarias.
¡Felicidades ApiGranca!
Francisco J. Hernández Navarro